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Capítulo 1. La isla.
Lo que pueden ver los pequeños a ambos lados de las ventanas es el mar. Un mar infinito, un mar que ya no se llama así, sino océano. De repente, los motores del avión empiezan a fallar. Se escucha una explosión en alguna parte. Las mascarillas de oxígeno caen de sus compartimentos. Las luces se apagan y se encienden aleatoriamente. El caos se extiende por el pájaro de metal: gritos, llantos, rezos, incluso los hay que no son capaces de articular ninguna palabra o se han desmayado ante la impresión, si es que no ha sido por una maleta perdida que les ha caído en la cabeza.
Ya están los primeros heridos, los primeros muertos. La cola del avión se ha partido de alguna manera y ya no está. Algunos asientos vuelan con sus ocupantes todavía anclados a ellos. Si tienen suerte, tendrán una muerte rápido, aunque no indolora. Nada puede quitar ya a esa gente la experiencia vivida, el pánico de saberte sentenciado. Unos últimos minutos agónicos, terribles, en los que tener conciencia no es más que una condena.
Hasta que algo pasa. Lo que queda del avión choca contra el agua, que se comporta como si fuera una superficie sólida. Produce más contusiones, más golpes, todavía quedan gritos despavoridos. Otro segundo golpe, un ruido chirriante, todo es demasiado confuso. Hay humos, chispas, olor a meado, mucha sangre... La sargento Szepes ha perdido sus dos piernas, está atrapada entre dos asientos. El señor Balogh solo es reconocible por la ropa, ya que su cabeza no está anclada a su cuerpo. El brazo que se ve atrapado en un compartimento no tiene dueño todavía, pero podría aparecer.
Los supervivientes se arrastran fuera del avión por el gran agujero que ha quedado en la cola, como un boquete abierto hacia la luz. Están en una playa. Poco a poco se darán cuenta de que no hay ningún adulto con ellos: o han desaparecido o han muerto. O peor todavía, están agonizando, como Nancy Dillon, una de las conexiones de la empresa que habla inglés y húngaro y guiaba a muchos pequeños.
Off: hay que tirar dado sí o sí. Es el dadoAVIÓN que encontraréis en el modo de respuesta completa (no la respuesta breve al final del tema) en una pestañita justo debajo de los botones previsualizar y enviar. Solo hay que tirar UN DADO POR JUGADOR y veréis las lesiones que os tocan. También tendréis la oportunidad de salir intactos.
Debéis tirar los dados EN ESTE HILO y poner en la respuesta: "Dados Señor de las Moscas Avión"*. Luego posteáis aquí on-rol.
Mucha suerte. La vais a necesitar.
*Es un link. Hay que tirar en un tema APARTE.
Última edición por Dangerous el Dom Oct 30, 2016 4:42 pm, editado 1 vez
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Dangerous
Re: Capítulo 1. La isla.
Esa mañana nos levantamos temprano la coronel nos gritaba que eramos unos flojos, tenía razón pero ese día todo el mundo salió rápido de sus camas alegres porque nos íbamos a ir de ese infierno en el que estuvimos sometidos, me levanté rapidísimo y revisé que mi maleta estuviera lista, y en definitiva lo estaba.
Todos los niños apresuramos el paso para entrar al avión, ya habían sido incontables veces en las que me entraba en una avión, no estaba para nada nervioso, diría que estaba hasta confiado. El viaje continuó con tranquilidad, me dediqué a jugar con mi PSVita pero lo guardé a los 10 min porque no quería que se descargara. Entonces fue cuando todo paso, los motores empezaron a fallar, las turbulencias seguían, todo era un completo caos, mis compañeros gritaban, otros rezaban y yo que coño iba a hacer, me dediqué a respirar fuertemente.
El avión había explotado, creí que era mi final, muchos niños murieron, los adultos también me costaba respirar, pensé que moriría, hasta que caímos en picada, lo último que escuche fue el sonido del choque del avión contra el agua, me había pegado con el asiento del frente y había quedado inconsciente.
Todos los niños apresuramos el paso para entrar al avión, ya habían sido incontables veces en las que me entraba en una avión, no estaba para nada nervioso, diría que estaba hasta confiado. El viaje continuó con tranquilidad, me dediqué a jugar con mi PSVita pero lo guardé a los 10 min porque no quería que se descargara. Entonces fue cuando todo paso, los motores empezaron a fallar, las turbulencias seguían, todo era un completo caos, mis compañeros gritaban, otros rezaban y yo que coño iba a hacer, me dediqué a respirar fuertemente.
El avión había explotado, creí que era mi final, muchos niños murieron, los adultos también me costaba respirar, pensé que moriría, hasta que caímos en picada, lo último que escuche fue el sonido del choque del avión contra el agua, me había pegado con el asiento del frente y había quedado inconsciente.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Ya en el avión, la voz de sus nuevos amigos conseguían tranquilizarla, a pesar de que algunos se encontrasen varios asientos más adelante. Si ya se sentía indefensa a pie, ser ciega mientras vas volando a varios miles de pies de altitud se convertía en una pesadilla, como todo lo que Dorka no pudiese controlar.
En el trayecto algunos optaron por ver la película que se estaba proyectando, muchos otros decidieron aprovechar ese tiempo para recuperar horas de sueño, mientras que la rubia no se decantaba ni por una ni por otra. Más bien, cerraba los ojos y fingía estar durmiendo mientras el miedo a volar le consumía por completo. De vez en cuando se hacía el silencio y tan solo escuchaba el rugido de las turbinas del avión. Al menos, hasta que estalló el caos.
La gente comenzó a gritar y el avión empezó a sacudirse vigorosamente hasta que emprendió el descenso en picado. Nadie explicaba qué pasaba y tampoco daban instrucciones al respecto. "¿Será una simulación?" Se afanaba en preguntarse a sí misma, implorando que de un momento a otro alguien gritase que podían volver a la calma, que había sido un ensayo. Pero nadie habló, no más allá de gritos de terror y súplica.
El avión se partió justo en el asiento situado detrás de Dorka, y el grito desgarrador de la muchacha que iba tras ella le hizo entrar en shock. Con la boca abierta de par en par abrió los ojos como platos, como si de aquella forma fuese a ver algo, y fue entonces cuando una pierna salió disparada y chocó contra su cabeza, dejándola inconsciente. La oscuridad en la que ya estaba sumida se mantuvo, pero los gritos se fueron apagando hasta que quedó completamente dormida.
En el trayecto algunos optaron por ver la película que se estaba proyectando, muchos otros decidieron aprovechar ese tiempo para recuperar horas de sueño, mientras que la rubia no se decantaba ni por una ni por otra. Más bien, cerraba los ojos y fingía estar durmiendo mientras el miedo a volar le consumía por completo. De vez en cuando se hacía el silencio y tan solo escuchaba el rugido de las turbinas del avión. Al menos, hasta que estalló el caos.
La gente comenzó a gritar y el avión empezó a sacudirse vigorosamente hasta que emprendió el descenso en picado. Nadie explicaba qué pasaba y tampoco daban instrucciones al respecto. "¿Será una simulación?" Se afanaba en preguntarse a sí misma, implorando que de un momento a otro alguien gritase que podían volver a la calma, que había sido un ensayo. Pero nadie habló, no más allá de gritos de terror y súplica.
El avión se partió justo en el asiento situado detrás de Dorka, y el grito desgarrador de la muchacha que iba tras ella le hizo entrar en shock. Con la boca abierta de par en par abrió los ojos como platos, como si de aquella forma fuese a ver algo, y fue entonces cuando una pierna salió disparada y chocó contra su cabeza, dejándola inconsciente. La oscuridad en la que ya estaba sumida se mantuvo, pero los gritos se fueron apagando hasta que quedó completamente dormida.
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Dorka Vörös
Re: Capítulo 1. La isla.
Llevaba el cuaderno apoyado en la pequeña mesita desplegable que tenía en el asiento del avión, y se distrajo realizando alguno dibujos de las nubes que veía por su ventana. No estaba cerca del asiento de Dorka, ni de Derek, ni tampoco de Darwin. Suspiró levemente y se puso los cascos para sintonizar un canal de música que le distrajera de la charla que tenían sus acompañantes, quienes parecían no callar jamás. Se estaba quedando dormida cuando sintió el salto del avión y luego oyó la explosión, inconfundible a pesar de llevar la música alta. De inmediato, las luces comenzaron a parpadear y saltaron las máscaras de oxígeno. Se aferró a su asiento y no tomó una, concentrada como estaba en no despegarse del asiento en cuanto el avión comenzó a tambaleare y a caer.
Vio alguna personas soltarse y caer peligrosamente cerca de ella. Apretó los labios, no gritó, manteniéndose casi sin respirar en medio del caos. Luego, el golpe. Sintió que su cabeza se partía en dos, y se llevó las manos a ella llena de miedo. A su alrededor, todo parecía el infierno. Gemidos, llantos, humo. Tosió casi sin poder respirar. El impacto habría matado a todos, pero ella no podía saberlo; apenas podía abrir los ojos por el dolor, y el humo no la dejaba respirar. Torpemente soltó su cinturón y se movió para luego caer con fuerza en algo que parecía una tierra dura y áspera, intentando alejarse del humo y del calor infernal. Sin embargo, no llegó muy lejos. Con un gemido de dolor cayó rendida en el suelo, sin saber dónde estaba, con la cabeza explotándole. Inconsciente, su cuerpo había quedado sobre la arena, entre los restos destruidos y humeantes del avión.
Vio alguna personas soltarse y caer peligrosamente cerca de ella. Apretó los labios, no gritó, manteniéndose casi sin respirar en medio del caos. Luego, el golpe. Sintió que su cabeza se partía en dos, y se llevó las manos a ella llena de miedo. A su alrededor, todo parecía el infierno. Gemidos, llantos, humo. Tosió casi sin poder respirar. El impacto habría matado a todos, pero ella no podía saberlo; apenas podía abrir los ojos por el dolor, y el humo no la dejaba respirar. Torpemente soltó su cinturón y se movió para luego caer con fuerza en algo que parecía una tierra dura y áspera, intentando alejarse del humo y del calor infernal. Sin embargo, no llegó muy lejos. Con un gemido de dolor cayó rendida en el suelo, sin saber dónde estaba, con la cabeza explotándole. Inconsciente, su cuerpo había quedado sobre la arena, entre los restos destruidos y humeantes del avión.
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Irén Csontváry
Re: Capítulo 1. La isla.
Mención a Kayden Olivier Leparq, porque todos los amigos que hice están inconscientes.
→ Darwin Odell.
→ 11 años.
→ Habla inglés.
Los aviones siempre le habían fascinado, pero en ese momento la verdad es que le daba igual. No tenía ganas de ver a la azafata, ni de prestar atención a la película ni de hacer nada de nada. Sólo quería llegar a casa lo más pronto posible. Para colmo, le había tocado junto a un chico que no conocía. Lo había visto varias veces, sí, pero nunca había conversado con él y no sabía si era gran momento para entablar conversación. Ojalá le hubiera tocado junto a Dorka, o Derek, o Irén, con quienes podría haber hablado de algo.
Iba con la mejilla apoyada en la mano cuando los motores empezaron a funcionar mal. Abrió los ojos asustado (ya casi se dormía), y se estiró sobre el asiento de su acompañante para poder ver por la ventana, pues a él le había tocado contra el pasillo. De pronto, las mascarillas de oxígeno cayeron y, como había visto una película de terror en la que esto sucedía, se la puso rápidamente como un experto. Se aferró a los brazos del asiento, luego de mirar a su compañero asustado y cerró los ojos con fuerza, queriendo despertar de la pesadilla.
De pronto estaba sumergido en el agua, luego de sentir el chapuzón y algo golpearse contra su frente, probablemente una maleta. Abrió los ojos y se desabrochó el cinturón de seguridad. Salió a la superficie para respirar lo que fue la bocanada de aire más grande de sus once años. Pudo mantenerse flotando con los brazos, mientras se fijaba en los alrededores. No sabía nadar, pero dicen que la necesidad es la madre de todas las ciencias, así que en cuanto vio que corría peligro se movió en el agua. Cerró los ojos mientras se dirigía a la orilla con dificultad, había visto un cuerpo que no parecía mostrar ningún signo de vitalidad cerca y le había dado impresión. Cuando pisó tierra firme, se sacudió un poco la ropa mojada y se pasó la mano por la cabeza, dándose cuenta que el golpe en la frente le había causado un sangrado.
Estaba despistado, no sabía a dónde ir. No había mayores cerca y lo único que se le ocurría hacer era despertarse del mal sueño y correr a mamá. Frunció el ceño, mirando alrededor agitado y tapándose los ojos del sol con una mano. Caminó por la playa con ganas de llorar, fijándose a quién acudir para pedir ayuda.
→ 11 años.
→ Habla inglés.
Los aviones siempre le habían fascinado, pero en ese momento la verdad es que le daba igual. No tenía ganas de ver a la azafata, ni de prestar atención a la película ni de hacer nada de nada. Sólo quería llegar a casa lo más pronto posible. Para colmo, le había tocado junto a un chico que no conocía. Lo había visto varias veces, sí, pero nunca había conversado con él y no sabía si era gran momento para entablar conversación. Ojalá le hubiera tocado junto a Dorka, o Derek, o Irén, con quienes podría haber hablado de algo.
Iba con la mejilla apoyada en la mano cuando los motores empezaron a funcionar mal. Abrió los ojos asustado (ya casi se dormía), y se estiró sobre el asiento de su acompañante para poder ver por la ventana, pues a él le había tocado contra el pasillo. De pronto, las mascarillas de oxígeno cayeron y, como había visto una película de terror en la que esto sucedía, se la puso rápidamente como un experto. Se aferró a los brazos del asiento, luego de mirar a su compañero asustado y cerró los ojos con fuerza, queriendo despertar de la pesadilla.
De pronto estaba sumergido en el agua, luego de sentir el chapuzón y algo golpearse contra su frente, probablemente una maleta. Abrió los ojos y se desabrochó el cinturón de seguridad. Salió a la superficie para respirar lo que fue la bocanada de aire más grande de sus once años. Pudo mantenerse flotando con los brazos, mientras se fijaba en los alrededores. No sabía nadar, pero dicen que la necesidad es la madre de todas las ciencias, así que en cuanto vio que corría peligro se movió en el agua. Cerró los ojos mientras se dirigía a la orilla con dificultad, había visto un cuerpo que no parecía mostrar ningún signo de vitalidad cerca y le había dado impresión. Cuando pisó tierra firme, se sacudió un poco la ropa mojada y se pasó la mano por la cabeza, dándose cuenta que el golpe en la frente le había causado un sangrado.
Estaba despistado, no sabía a dónde ir. No había mayores cerca y lo único que se le ocurría hacer era despertarse del mal sueño y correr a mamá. Frunció el ceño, mirando alrededor agitado y tapándose los ojos del sol con una mano. Caminó por la playa con ganas de llorar, fijándose a quién acudir para pedir ayuda.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Todo comenzó a temblar, las mascarillas de oxigeno cayeron y los gritos llenaron el ambiente. Aun así, entre todos los gritos de caos la voz de su hermana llegó a sus oídos. Kinn giró la cabeza mirando entre su asiento y el de su lado, viendo el rostro de su hermana, asustada. La mirada de ambos se cruzaron. "¿Que esta pasando Kinnah? Tengo miedo" le dijo, mientras estiraba su mano entre ambos asientos.
"Todo va a salir bien" le dijo mientras agarraba la pequeña mano de su hermana todo lo fuerte que podía.
Tras eso ocurrió el gran impacto.
Kinnah abrió los ojos, dolorido. El olor a metal abundaba en el ambiente. Gran parte de los gritos habían cesado y ahora se escuchaban algunos llantos y sollozos. Miró a sus lados, casi sin saber bien donde estaba. A su lado, donde antes estaba uno de los monitores del campamento, no había nadie sentado, el cinturón estaba desabrochado. Fue entonces cuando giró su cabeza, quiso levantarse pero el cinturón no le dejaba. Lo desabrochó y miró hacía atrás.
No estaba.
Su hermana no estaba... no había más filas de asientos tras de él. La cola del avión había desaparecido.
Como pudo se levantó de allí, le dolía todo el cuerpo y se notaba sin fuerzas. Fue cuando tragó saliva que notó el sabor a sangre.
Llevó su mano a su boca y pudo ver que tenía sangre, mucha. Empezó a marearse y a notar como sus manos temblaban. No entendía que pasaba, no sabía que hacer... salió de la fila de sillas y miró el resto del avión. Sangre, mucha más sangre. Gritó el nombre de su hermana y sintió el dolor en su boca. Pasó la lengua por sus dientes y pudo notar que era el lado izquierdo de su boca el que le dolía, tocas sus muelas le generaba dolor... tenia algunas rotas, otras parecían siquiera estar.
Trató de escupir, pero no tenía fuerzas, tan solo consiguió que su baba cayera por su barbilla. Pero no eran solo sus babas, tambien la sangre.
Salió del avión por la cola de este, destellándose por la luz. Todo estaba lleno de trozos del avión... y de algunos cuerpos.
Su corazón se aceleró y comenzó a andar hacia estos. Cojeaba de una de sus piernas pero ignoraba el dolor, estaba buscando algo al mismo tiempo que deseaba no encontrarlo; el cuerpo de su hermana.
No estaba.
Vomitó sobre la arena dejándose caer de rodillas tras mirar el ultimo de los cuerpos que había allí presentes en la arena. Algunos estaban destrozados, otros irreconocibles. Su cuerpo temblaba, y casi no respondía. Tenía miedo, mucho. Estaba llorando y sollozando igual que los niños pequeños cuando dejaron a sus madres atrás en el campamento. Incluso se lo había hecho en los pantalones.
"Todo va a salir bien" le dijo mientras agarraba la pequeña mano de su hermana todo lo fuerte que podía.
Tras eso ocurrió el gran impacto.
Kinnah abrió los ojos, dolorido. El olor a metal abundaba en el ambiente. Gran parte de los gritos habían cesado y ahora se escuchaban algunos llantos y sollozos. Miró a sus lados, casi sin saber bien donde estaba. A su lado, donde antes estaba uno de los monitores del campamento, no había nadie sentado, el cinturón estaba desabrochado. Fue entonces cuando giró su cabeza, quiso levantarse pero el cinturón no le dejaba. Lo desabrochó y miró hacía atrás.
No estaba.
Su hermana no estaba... no había más filas de asientos tras de él. La cola del avión había desaparecido.
Como pudo se levantó de allí, le dolía todo el cuerpo y se notaba sin fuerzas. Fue cuando tragó saliva que notó el sabor a sangre.
Llevó su mano a su boca y pudo ver que tenía sangre, mucha. Empezó a marearse y a notar como sus manos temblaban. No entendía que pasaba, no sabía que hacer... salió de la fila de sillas y miró el resto del avión. Sangre, mucha más sangre. Gritó el nombre de su hermana y sintió el dolor en su boca. Pasó la lengua por sus dientes y pudo notar que era el lado izquierdo de su boca el que le dolía, tocas sus muelas le generaba dolor... tenia algunas rotas, otras parecían siquiera estar.
Trató de escupir, pero no tenía fuerzas, tan solo consiguió que su baba cayera por su barbilla. Pero no eran solo sus babas, tambien la sangre.
Salió del avión por la cola de este, destellándose por la luz. Todo estaba lleno de trozos del avión... y de algunos cuerpos.
Su corazón se aceleró y comenzó a andar hacia estos. Cojeaba de una de sus piernas pero ignoraba el dolor, estaba buscando algo al mismo tiempo que deseaba no encontrarlo; el cuerpo de su hermana.
No estaba.
Vomitó sobre la arena dejándose caer de rodillas tras mirar el ultimo de los cuerpos que había allí presentes en la arena. Algunos estaban destrozados, otros irreconocibles. Su cuerpo temblaba, y casi no respondía. Tenía miedo, mucho. Estaba llorando y sollozando igual que los niños pequeños cuando dejaron a sus madres atrás en el campamento. Incluso se lo había hecho en los pantalones.
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Kinnah
Re: Capítulo 1. La isla.
Flor en el Culo
Miedo era quizás la mejor palabra para definir el estado de Katherina tras aquella sacudida. Se hallaban cruzando el océano, volando sobre el avión cuando las turbinas de este empezaron a fallar estrepitosamente, sacudiendo toda la cabina y formulando el caos en un territorio que... Acabó en el más grotesco desastre.
Muchos muertos, demasiados como para ser contados ¿lo bueno? (si es que algo podía considerarse bueno en aquellas nefastas circunstancias) es que la semiasiatica había resultado completamente intacta.
Miró a lado y lado y sin poder hacer otra cosa se quedó en su asiento, con los ojos cerrados esforzándose en no mirar al decapitado y sin parar de llorar.
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Re: Capítulo 1. La isla.
We have an emergency
Justo en el momento que paso el accidente Ronnie acababa de entrar al baño del avión y no se dio cuenta de que era lo que estaba pasando afuera de este, empezó a sentir mucha turbulencia y al estar prácticamente parado no podía ni caminar ya que el avión lo estaba moviendo de un lado a otro como si fuera un muñeco de felpa. Por suerte logro salir del baño y ponerse el cinturón rápidamente y justo antes de que aquel pájaro de hierro se desplomara llevándose la vida de todos sus amigos y de la mayoría de adultos que había abordo. Entro en una especie de shock al ver tanta sangre y heridas graves que fue el agua fría del océano lo que lo hizo reaccionar. Trató de nadar hacia una parte en la que parecía haber arena y cuando logró llegar a esta se quedó recostado.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Unos niños tienen al ángel de la guarda para protegerlos, pero los hermanos Báthory tienen la Señora de Blanco velando por ellos. Es la única manera de explicar que ambos jovencitos hayan salido intactos del accidente.Interacción con TODOS
Por un momento tuvo miedo. Solo unos segundos, pero consiguió experimentarlo ante la posibilidad de que Kovi hubiera sufrido algún daño grave o letal en el accidente. Sin embargo, el pequeño se encuentra en su asiento, anclado a él por el cinturón, y en perfecto estado, salvo los golpes y rasguños esperables a causa de la inestabilidad del aparato. El espectro de emociones de Balász es tan reducido como los de un reptil, y aunque el miedo es una de las emociones primarias, su cerebro no parece funcionar del todo bien. O quizás sí, quizás sí y su indiferencia no es más que una respuesta a la terrible situación que debe enfrentar.
La camiseta se le ha desgarrado por el hombro y tiene un pequeño corte, pero no puede ver un daño mayor. Cuando sale de su asiento, libera a su hermano, al que toma en brazos para abrirse paso en el amasijo de hierros y cadáveres en el que se ha convertido el avión. El olor salitre le golpea en la nariz de repente, así como un agradable viento demasiado ajeno a la escena. Podrían estar en una playa paradisíaca sin saberlo. Y nunca será paradisíaca porque en ella se estrellaron. Estar en tierra firme es una buena señal: los rescatarán pronto.
-Deja que te examine.-Coloca a Markov sobre la arena y lo desnuda despacio para comprobar que no hay ningún hueso roto sobresaliendo por alguna parte o un objeto extraño clavado en su espaldita. No, todo está bien. Besa la frente del pequeño de rizos dorados con un gran alivio. Hay gente a su alrededor que no ha salido tan bien parada, pero, honestamente, poco le importa. No obstante, como uno de los chicos mayores, debe proceder de alguna forma.
-¿QUIÉN MÁS ESTÁ BIEN?-Grita alzando la voz. Los llantos le irritan, aunque comprende el dolor físico... no así el emocional, por eso le parece que la asiática está haciendo una montaña de un grano de arroz. ¡Al menos está viva! Balász le da una patada a la arena en su dirección para que reaccione.-¡Vamos a sacar a la gente del avión! ¡Podría explotar o cualquier cosa!-No lo cree, pero tal vez el mar podría arrastrarlo al interior y perderlo para siempre. Aunque está claro que no van a volver a volar en él, podría ser de utilidad. Tiene una radio, las maletas... y más gente viva.
Le pide a su hermano que se quede quieto donde está, así puede ayudar a otros niños. Darwin parece haber corrido la misma suerte que él, al igual que el idiota de Ronnie. Bien, así pueden echar una mano y dejarse de tonterías. A Kinnah solo le dirige una mirada amenazante, como si él tuviera la culpa de haberse partido los dientes.
-¿Queréis ser útiles? Vamos a ver quiénes están atascados y no pueden salir.
Re: Capítulo 1. La isla.
— Lász… - hipa el niño ruidosamente, pero hace un valiente intento de retener sus lágrimas y limpiar su carita después que su hermano se ha cerciorado de que no hay heridas de gravedad, sólo un par de rasguños en su carita que no dejarán ni la cicatriz y un pequeño chichón en la parte de atrás de su cabecita cuando se ha golpeado contra la ventana en una de las sacudidas del avión. — ¡No, no, no! No te vayas, Lász, no te vayas – solloza aferrándose a la cintura de su hermano, todavía temblando del susto. — ¡Quiero ayudar! ¿Qu-Qué hago? – a regañadientes lo deja ir y vuelve a limpiarse la carita, hipando. Zveta los iba a esperar con un gran pie de bayas y leche tibia, lo prometió, ahora la pobre mujer estará asustada cuando se entere del accidente del avión.
Hay más niños saliendo del avión y quiere ser valiente como su hermano. Siguiendo instrucciones, ayuda a los chicos mayores a ponerse de pie para que puedan ayudar a los otros niños. También hay algunas maletas flotando y Kovi corre al agua para sacar las que pueda — Peeesaaa... – jadea tirando de una maleta color naranja chillón, Lász tiene la ropa fea y quizás pueda encontrarle algo para cambiarse después.
Hay más niños saliendo del avión y quiere ser valiente como su hermano. Siguiendo instrucciones, ayuda a los chicos mayores a ponerse de pie para que puedan ayudar a los otros niños. También hay algunas maletas flotando y Kovi corre al agua para sacar las que pueda — Peeesaaa... – jadea tirando de una maleta color naranja chillón, Lász tiene la ropa fea y quizás pueda encontrarle algo para cambiarse después.
Re: Capítulo 1. La isla.
Interacción con Balász Báthory.
→ Darwin Odell.
→ 11 años.
→ Habla inglés.
Mientras caminaba rascándose un brazo escuchó la voz de un chico de su grupo. No entendía nada, sólo percibía el ruido de las palabras. Tampoco sabía si hablaba en inglés o no, ya que su voz se confundía con los llantos de fondo, y las pocas veces que lo había oído conversar con un niño más pequeño, había sido en otro idioma. Había escuchado su nombre alguna vez pero no lo recordaba, pues era algo estilo húngaro como la mayoría de los niños del campamento. Se acercó a él, frunciendo el ceño y con un poco de inseguridad. Era bastante intimidante. Sorbió por la nariz mirándolo de pies a cabeza sin vergüenza, su apariencia le llamaba la atención. — ¿Hablas inglés? — preguntó, alzando la voz sobre el bullicio del fondo. — ¿Estás bien? — volvió a levantar el tono. Como no había entendido qué era lo que había dicho, tenía que asegurarse de su bienestar. Igual que cualquier otro, podría haber estado pidiendo ayuda.
→ 11 años.
→ Habla inglés.
Mientras caminaba rascándose un brazo escuchó la voz de un chico de su grupo. No entendía nada, sólo percibía el ruido de las palabras. Tampoco sabía si hablaba en inglés o no, ya que su voz se confundía con los llantos de fondo, y las pocas veces que lo había oído conversar con un niño más pequeño, había sido en otro idioma. Había escuchado su nombre alguna vez pero no lo recordaba, pues era algo estilo húngaro como la mayoría de los niños del campamento. Se acercó a él, frunciendo el ceño y con un poco de inseguridad. Era bastante intimidante. Sorbió por la nariz mirándolo de pies a cabeza sin vergüenza, su apariencia le llamaba la atención. — ¿Hablas inglés? — preguntó, alzando la voz sobre el bullicio del fondo. — ¿Estás bien? — volvió a levantar el tono. Como no había entendido qué era lo que había dicho, tenía que asegurarse de su bienestar. Igual que cualquier otro, podría haber estado pidiendo ayuda.
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Re: Capítulo 1. La isla.
·Kinnah Lightner
·Habla inglés
·12 años
Allí se encontraba, de rodillas en la arena notando como la sangre se le acumulaba en la boca. Con la mirada perdida en el cadáver que tenía frente suya, notaba que todo se volvía borroso poco a poco. La imagen de aquella niña, de no más de nueve años con la cabeza abierta, desaparecía poco a poco entre el mareo y las lagrimas acumuladas.
La gente seguía saliendo del avión, heridos, gritando. Algunos comenzaban a moverse tratando de ayudar a otros. Pero Kinn en aquel momento no estaba en sí, tan solo estaba perdido en su cabeza. Había perdido a su hermana, no sabía donde estaba pero....... no, seguro que estaba bien. No podía perderse en esos pensamientos. Seguro que se encontraba bien, que estaba entre los supervivientes, intacta, sin ninguna herida...... que estaba viva. Seguro que lo estaba. Seguro...
Los gritos de uno de los chicos que decía de ayudar al resto le sacaron de sus pensamientos. Tan solo ladeó algo la cabeza, tratando de aclarar la vista. Tenía razón, debían de ayudar a quien pudiera... pero no tenía ánimos. Se sentía sin fuerzas.
Trató de levantarse, pero en aquel momento pudo ver a un chico saliendo del avión, era pequeño. Estaba destrozado, salía casi sin tenerse en pie, tambaleándose. Tenia un gran golpe en la cabeza. Toda la cara llena de sangre. Siquiera lloraba por el shock.
Kinn se quedó de piedra, de nuevo. Aquello le superaba. No era capaz de reaccionar.
·Habla inglés
·12 años
Allí se encontraba, de rodillas en la arena notando como la sangre se le acumulaba en la boca. Con la mirada perdida en el cadáver que tenía frente suya, notaba que todo se volvía borroso poco a poco. La imagen de aquella niña, de no más de nueve años con la cabeza abierta, desaparecía poco a poco entre el mareo y las lagrimas acumuladas.
La gente seguía saliendo del avión, heridos, gritando. Algunos comenzaban a moverse tratando de ayudar a otros. Pero Kinn en aquel momento no estaba en sí, tan solo estaba perdido en su cabeza. Había perdido a su hermana, no sabía donde estaba pero....... no, seguro que estaba bien. No podía perderse en esos pensamientos. Seguro que se encontraba bien, que estaba entre los supervivientes, intacta, sin ninguna herida...... que estaba viva. Seguro que lo estaba. Seguro...
Los gritos de uno de los chicos que decía de ayudar al resto le sacaron de sus pensamientos. Tan solo ladeó algo la cabeza, tratando de aclarar la vista. Tenía razón, debían de ayudar a quien pudiera... pero no tenía ánimos. Se sentía sin fuerzas.
Trató de levantarse, pero en aquel momento pudo ver a un chico saliendo del avión, era pequeño. Estaba destrozado, salía casi sin tenerse en pie, tambaleándose. Tenia un gran golpe en la cabeza. Toda la cara llena de sangre. Siquiera lloraba por el shock.
Kinn se quedó de piedra, de nuevo. Aquello le superaba. No era capaz de reaccionar.
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Kinnah
Re: Capítulo 1. La isla.
We have an emergency
Interacción: Markov
Llevaba aproximadamente unos veinte minutos recostado en la arena cuando empezó a escuchar la voz del odioso de Balasz. Nunca se imaginó que aquel chico castaño propusiera aquellas cosas que estaba diciendo y menos conociendo que trataba mal a la mayoría de chicos que estaban en el campamento. Por una parte aquello que decía el chico le parecía muy humanitario y esperanzador pero por otra parte Ronnie pensaba que todo aquello no valía la pena, la mayoría de los niños que necesitaban ayuda era porque tenían heridas graves y aunque lograran sacar a todas las personas que había en el avión sería una pérdida de tiempo y energía.
Estaba seguro de que nadie de los que podían mantenerse de pie tenía conocimientos de medicina y aun si los tuvieran estaban en una isla sin medicamentos ni equipo médico, lo que significaba una muerte segura para aquellos con heridas graves. Se levantó de la arena para divisar el panorama y ver si alguien no tan herido necesitaba ayuda y lo único que logró observar fue al chiquillo rubio estirando una de sus maletas. ¿Qué es lo que tramaba ese niño? Empezó a caminar hacia el rubio y segundos después de que grito que la maleta pesaba se la arrebato de las manos sin importar nada. — Aléjate de mis cosas niño. — Comentó en inglés y con un tono de voz medio. — Suficiente tengo con estar aquí como para que aparte alguien intente robar mis cosas. — Añadió mientras se daba la vuelta y volvía a la misma posición en la que se encontraba antes. Sus cosas más preciadas se encontraban en esa maleta y no dejaría que nadie se apoderará de ellas.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Le llena de orgullo ser el hermano de Markov Báthory. A sus seis años, el niño ya demuestra más estómago que otros que le doblan la edad y solo se limitan a llorar, como Katherine, que es del todo insoportable. Balász escucha a Darwin. Ahora no está seguro de haberse expresado en inglés o en húngaro. Solo dijo lo primero que se le pasó por la cabeza en una situación como la presente. Hay que organizarse, ¿cómo pueden perder el tiempo revolcándose? Eso es de idiotas.
-Sí... Hablo inglés. Estoy bien. Puedo moverme y no tengo ningún dolor incapacitante.-Contusiones como todo el mundo, rasguños y poco más reseñable.-[color=firebrick]Tenemos que hacer algo. Darwin, ¿verdad?-[color=firebrick]Tiene un nombre que admira y supone que sus padres se lo pusieron en honor al biólogo. Le hace un gesto para que lo acompañe al interior del avión, de donde todavía salen niños y algún que otro adulto al que le queda minutos de vida.
Algunos parecen haber muerto en sus asientos, pero, claro, ¿cómo puede asegurarse él de que de verdad están muertos? No sería capaz de certificarlo y lo peor que existe es que te entierren con vida. Eso consigue arrancarle un escalofrío. Así es como murió Erzsébet Báthory. De repente, ve a Dorka y el corazón le da un vuelco. ¡No, la ciega no! Corre hacia ella para comprobar si tiene pulso y avisa a Darwin de que así es. Con ayuda de otro chico, consigue sacarla del avión. Tiene intención de volver a por otro niño cuando ve a Ronnie metiéndose con el pequeño solecito que es su hermano.
Balász corre hacia ellos sin pensárselo dos veces. Cuando lo tiene cerca, lo empuja por los hombros y le da un puñetazo en el estómago.
-Sí... Hablo inglés. Estoy bien. Puedo moverme y no tengo ningún dolor incapacitante.-Contusiones como todo el mundo, rasguños y poco más reseñable.-[color=firebrick]Tenemos que hacer algo. Darwin, ¿verdad?-[color=firebrick]Tiene un nombre que admira y supone que sus padres se lo pusieron en honor al biólogo. Le hace un gesto para que lo acompañe al interior del avión, de donde todavía salen niños y algún que otro adulto al que le queda minutos de vida.
Algunos parecen haber muerto en sus asientos, pero, claro, ¿cómo puede asegurarse él de que de verdad están muertos? No sería capaz de certificarlo y lo peor que existe es que te entierren con vida. Eso consigue arrancarle un escalofrío. Así es como murió Erzsébet Báthory. De repente, ve a Dorka y el corazón le da un vuelco. ¡No, la ciega no! Corre hacia ella para comprobar si tiene pulso y avisa a Darwin de que así es. Con ayuda de otro chico, consigue sacarla del avión. Tiene intención de volver a por otro niño cuando ve a Ronnie metiéndose con el pequeño solecito que es su hermano.
Balász corre hacia ellos sin pensárselo dos veces. Cuando lo tiene cerca, lo empuja por los hombros y le da un puñetazo en el estómago.
Re: Capítulo 1. La isla.
Para saber el daño que el puñetazo de Balász puede causar a Ronnie, ambos jugadores tienen que tirar dados:
Balász tira dados de fuerza porque ha sido el primero en golpear.
Ronnie tira dados de reacción porque recibe el golpe. Servirán como defensa.
La mayor puntuación gana.
Tirad los dados en el hilo de dados [aquí]. Los que tenéis que usar son los "dados", que son dados 1d5. Tenéis que tirar tantos dados como puntos tengáis en esos dos atributos.
Por ejemplo, X tiene 1 punto de fuerza. Tira 1 dado. Y tiene 3 puntos de fuerza. Tira 3 dados.
El número de lanzadas está al lado de los dados y se puede modificar.
Balász tira dados de fuerza porque ha sido el primero en golpear.
Ronnie tira dados de reacción porque recibe el golpe. Servirán como defensa.
La mayor puntuación gana.
Tirad los dados en el hilo de dados [aquí]. Los que tenéis que usar son los "dados", que son dados 1d5. Tenéis que tirar tantos dados como puntos tengáis en esos dos atributos.
Por ejemplo, X tiene 1 punto de fuerza. Tira 1 dado. Y tiene 3 puntos de fuerza. Tira 3 dados.
El número de lanzadas está al lado de los dados y se puede modificar.
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Re: Capítulo 1. La isla.
We have an emergency
Interacción: Markov
Aun no llevaban tanto tiempo en aquella isla y Ronnie ya quería largarse de ese lugar, los llantos y las voces de las demás personas le irritaban de sobremanera y seguro que si no los encontraban pronto todos acabarían muertos de alguna u otra forma. Cuando aún se encontraba caminando a su antigua posición, escuchó al hermano mayor del rubio aproximarse y cuando menos lo espero sintió como este lo empujaba para después querer encestarle un golpe en el estómago.
Ronnie evadió el golpe del castaño haciéndose hacia un lado y luego de aventar la maleta que traía en las manos, levantó el brazo derecho a la vez que cerraba su mano con fuerza para darle un buen golpe en la mejilla pero justo cuando estaba a punto de lanzar el golpe una voz en su consciencia hizo que se detuviera. Ronnie nunca solía pelear en el colegio y mucho menos había llegado a golpear a alguien pero todo aquel estrés y miedo que estaba sintiendo hacia que hiciera las cosas sin pensar. — Te has salvado por esta vez, pero a la próxima que te quieras meter conmigo te romperé la cara aunque tu hermano nos esté viendo. — Comentó en ingles mientras lo apuntaba con el dedo índice en modo de amenaza. Volvió a tomar su maleta y sin decir ninguna otra palabra comenzó a alejarse de los dos chicos.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Interacción: Darwin (Balász y Markov)
» KaydenOlivier Leparq
» 12 años
» Habla inglés y francés.
En realidad, la idea de volver a casa no había entusiasmado a Kayden tanto como al resto de sus compañeros. La mayoría parecía, cuanto menos, entusiasmada. K tendría que lidiar de nuevo con su hermana, con la sonrisa piadosa de su madre, pidiéndole perdón sin hacerlo realmente. Tal vez, incluso tendría que reencontrarse con su padre. ¿Ya han hecho de ti un hombre? Leparq se encerraría en su cuarto, a leer cómics y pegarle a una almohada hasta dormirse.
Lo peor era el trayecto. Muchos de sus compañeros eran europeos, pero Kayden, como canadiense, tenía por delante un viaje de al menos 24 horas. Maravilloso, el muchacho no podría estar más molesto con el mundo. ¡Y la idiota de Nyx ha ido a la playa! Sólo faltaba que le regalasen el cachorro que tanto pedía. Suspiró, sacando su cuaderno de dibujo de su bolsa de mano, antes de guardarla en el compartimento superior y ocupar su asiento.
Su compañero de fila insistió en preguntar si podía ver lo que estaba dibujando, pero K se negó. Odiaba compartir sus dibujos (tal vez porque su padre le había inculcado a fuego que eran una pérdida de tiempo). En los últimos meses, antes de llegar al campamento, se había obsesionado con los dibujos de Sara Pichelli, y se pasaba horas intentando recrear el modo en que dicha dibujante retrataba a Iron Man. Sus lápices de colores estaban en la mochila, por lo que se conformó en dibujar sin color, sombreando, aplicando lo poco que había aprendido a base de practicar.
Kayden odiaba los aviones, por lo que nunca miraba por la ventanilla. Y se aferraba al asiento cuando las turbulencias hacían mover el avión. Pero ninguna de sus pasadas técnicas llegaron a ser de utilidad en aquella ocasión. Las mascarillas de oxígeno produjeron en el un pánico interno, mirando a su alrededor esperando que alguien les dijese que todo saldría bien.
Pero ese alguien no llegó.
No tras la explosión, que llevó al canadiense a cubrirse las orejas y ahogar un grito. Aterrorizado, temblando. La cola del avión desapareciendo logró que finalmente el chico se echase a llorar de puro pánico, en una situación que no podía controlar, o predecir. Sujetar la mano de su compañero fue lo único que se le ocurrió, ambos compartiendo una mirada vacía, un adiós adelantado.
Cuando el avión finalmente se golpeó contra el mar, y de pronto, calma. ¿Había muerto? ¿Era aquel vacío todo lo que se sentía? El dolor, en varias partes de su pequeño cuerpo, le indicó que todavía no había llegado su hora.
Abrir los ojos se convirtió en un suplicio, y en un error. Su compañero, cuya mano todavía sujetaba, está muerto. No le resulta difícil saberlo, con aquel pedazo de metal atravesando su pecho. Su sangre había llegado hasta la mano del canadiense. Suéltalo, se susurró a sí mismo. ¿Qué sentido tenía ya? El movimiento se tornó doloroso, más por el final de su compañero que porque algo estuviese causándole alguna clase de dolor.
De hecho, el dolor parecía llegar de más abajo. Su pierna, atrapada por el asiento delantero, parecía estar rota. La boca le sabía a sangre, pero no estaba seguro de si era por el dolor, o porque realmente estaba sangrando. No tardó en descubrir que algo pasaba en su mejilla derecha, un corte profundo causado por los cristales de la ventanilla. El cristal todavía seguía allí, clavado.
En cuanto se propuso quitárselo, las voces de sus compañeros penetraron en sus oídos con dificultad. Habían sobrevivido. — ¡Aquí! — pretendía gritar, pero el cristal en su mejilla se lo impidió. Tuvo pues, que quitárselo para poder repetir su grito de ayuda, — ¡Aquí! — necesitaba que alguien le ayudase a empujar el asiento, y así poder librar su pierna. Un borbotón de sangre entonces abandonó su boca, y el canadiense trató de limpiarse el reguero de sangre que ahora caía por su barbilla.
» Kayden
» 12 años
» Habla inglés y francés.
En realidad, la idea de volver a casa no había entusiasmado a Kayden tanto como al resto de sus compañeros. La mayoría parecía, cuanto menos, entusiasmada. K tendría que lidiar de nuevo con su hermana, con la sonrisa piadosa de su madre, pidiéndole perdón sin hacerlo realmente. Tal vez, incluso tendría que reencontrarse con su padre. ¿Ya han hecho de ti un hombre? Leparq se encerraría en su cuarto, a leer cómics y pegarle a una almohada hasta dormirse.
Lo peor era el trayecto. Muchos de sus compañeros eran europeos, pero Kayden, como canadiense, tenía por delante un viaje de al menos 24 horas. Maravilloso, el muchacho no podría estar más molesto con el mundo. ¡Y la idiota de Nyx ha ido a la playa! Sólo faltaba que le regalasen el cachorro que tanto pedía. Suspiró, sacando su cuaderno de dibujo de su bolsa de mano, antes de guardarla en el compartimento superior y ocupar su asiento.
Su compañero de fila insistió en preguntar si podía ver lo que estaba dibujando, pero K se negó. Odiaba compartir sus dibujos (tal vez porque su padre le había inculcado a fuego que eran una pérdida de tiempo). En los últimos meses, antes de llegar al campamento, se había obsesionado con los dibujos de Sara Pichelli, y se pasaba horas intentando recrear el modo en que dicha dibujante retrataba a Iron Man. Sus lápices de colores estaban en la mochila, por lo que se conformó en dibujar sin color, sombreando, aplicando lo poco que había aprendido a base de practicar.
Kayden odiaba los aviones, por lo que nunca miraba por la ventanilla. Y se aferraba al asiento cuando las turbulencias hacían mover el avión. Pero ninguna de sus pasadas técnicas llegaron a ser de utilidad en aquella ocasión. Las mascarillas de oxígeno produjeron en el un pánico interno, mirando a su alrededor esperando que alguien les dijese que todo saldría bien.
Pero ese alguien no llegó.
No tras la explosión, que llevó al canadiense a cubrirse las orejas y ahogar un grito. Aterrorizado, temblando. La cola del avión desapareciendo logró que finalmente el chico se echase a llorar de puro pánico, en una situación que no podía controlar, o predecir. Sujetar la mano de su compañero fue lo único que se le ocurrió, ambos compartiendo una mirada vacía, un adiós adelantado.
Cuando el avión finalmente se golpeó contra el mar, y de pronto, calma. ¿Había muerto? ¿Era aquel vacío todo lo que se sentía? El dolor, en varias partes de su pequeño cuerpo, le indicó que todavía no había llegado su hora.
Abrir los ojos se convirtió en un suplicio, y en un error. Su compañero, cuya mano todavía sujetaba, está muerto. No le resulta difícil saberlo, con aquel pedazo de metal atravesando su pecho. Su sangre había llegado hasta la mano del canadiense. Suéltalo, se susurró a sí mismo. ¿Qué sentido tenía ya? El movimiento se tornó doloroso, más por el final de su compañero que porque algo estuviese causándole alguna clase de dolor.
De hecho, el dolor parecía llegar de más abajo. Su pierna, atrapada por el asiento delantero, parecía estar rota. La boca le sabía a sangre, pero no estaba seguro de si era por el dolor, o porque realmente estaba sangrando. No tardó en descubrir que algo pasaba en su mejilla derecha, un corte profundo causado por los cristales de la ventanilla. El cristal todavía seguía allí, clavado.
En cuanto se propuso quitárselo, las voces de sus compañeros penetraron en sus oídos con dificultad. Habían sobrevivido. — ¡Aquí! — pretendía gritar, pero el cristal en su mejilla se lo impidió. Tuvo pues, que quitárselo para poder repetir su grito de ayuda, — ¡Aquí! — necesitaba que alguien le ayudase a empujar el asiento, y así poder librar su pierna. Un borbotón de sangre entonces abandonó su boca, y el canadiense trató de limpiarse el reguero de sangre que ahora caía por su barbilla.
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Re: Capítulo 1. La isla.
RECOMPENSA INMEDIATA:
Un punto de carisma (validez 1 tirada) para el personaje que rescate a Irén, Derek o Kayden. Esta recompensa caduca en a las 23:00 (hora española), es decir, en una hora.
Si dichos personajes no han sido rescatados del interior del avión para entonces, ya podrán incorporarse para el siguiente turno suponiendo que algún pnj los ha reanimado o han despertado por cualquier motivo.
Un punto de carisma (validez 1 tirada) para el personaje que rescate a Irén, Derek o Kayden. Esta recompensa caduca en a las 23:00 (hora española), es decir, en una hora.
Si dichos personajes no han sido rescatados del interior del avión para entonces, ya podrán incorporarse para el siguiente turno suponiendo que algún pnj los ha reanimado o han despertado por cualquier motivo.
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Re: Capítulo 1. La isla.
·Kinnah Lightner
·Habla inglés
·12 años
Luchaba consigo mismo para tratar de no desamayarse. Tenía en aquel momento una especie de ataque de ansiedad. Su pecho de hinchaba y deshinchaba exageradamente. Estaba sudando al mismo tiempo que su cuerpo, frío, le hacía tiritar. O tal vez era el miedo.
Aun con la mirada clavada en aquel chico que acababa de salir del avión, pudo ver como tras dar algunos pasos caía a la arena, primero de rodillas y a los segundos su cuerpo era vencido y recostado en el suelo.
Aquello tenía que ser mentira. Tenia que ser una pesadilla o el mismisimo infierno.
El humo del avión inundaba el lugar y los llantos y gritos eran protagonistas de la escena. Los muertos casi quedaban en segundo plano, como simples bolsas de carne en la arena. Eran los heridos, la sangre de estos cuerpos andantes lo que hacía paralizar a Kinn. Podía ver huesos, incluso había visto la mitad de un cuerpo a lo lejos...... no quería saber siquiera a quien pertenecía. No quería pensar en ello. No lo quería. No quería imaginar siquiera que alguien de ellos podía ser su hermana.
En aquel momento siquiera por su cabeza pasaba la idea de ayudar a nadie. No era capaz de imaginar que había gente encerrada, o gente que con una pequeña ayuda podría sobrevivir... no. En aquel momento solo sabía temblar, llorar y sollozar.
Definitivamente no era un heroe. No lo era.
·Habla inglés
·12 años
Luchaba consigo mismo para tratar de no desamayarse. Tenía en aquel momento una especie de ataque de ansiedad. Su pecho de hinchaba y deshinchaba exageradamente. Estaba sudando al mismo tiempo que su cuerpo, frío, le hacía tiritar. O tal vez era el miedo.
Aun con la mirada clavada en aquel chico que acababa de salir del avión, pudo ver como tras dar algunos pasos caía a la arena, primero de rodillas y a los segundos su cuerpo era vencido y recostado en el suelo.
Aquello tenía que ser mentira. Tenia que ser una pesadilla o el mismisimo infierno.
El humo del avión inundaba el lugar y los llantos y gritos eran protagonistas de la escena. Los muertos casi quedaban en segundo plano, como simples bolsas de carne en la arena. Eran los heridos, la sangre de estos cuerpos andantes lo que hacía paralizar a Kinn. Podía ver huesos, incluso había visto la mitad de un cuerpo a lo lejos...... no quería saber siquiera a quien pertenecía. No quería pensar en ello. No lo quería. No quería imaginar siquiera que alguien de ellos podía ser su hermana.
En aquel momento siquiera por su cabeza pasaba la idea de ayudar a nadie. No era capaz de imaginar que había gente encerrada, o gente que con una pequeña ayuda podría sobrevivir... no. En aquel momento solo sabía temblar, llorar y sollozar.
Definitivamente no era un heroe. No lo era.
*Siento no rescatar a nadie, no es que no quiera ayudar (y mira que me puede interesar ese punto de carisma) peeeero... Kinn esta en Shock. Espero que otros os salven ;)
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Kinnah
Re: Capítulo 1. La isla.
Interacción con Leparq.
A veces la vida da segundas oportunidades a unos pocos elegidos para recordarles que no está todo perdido, que tienen una nueva posibilidad de renacer y hacerse a sí mismos. Ulrik se siente bendecido por la estrella fugaz que cayó ayer por la noche cuando descubre que se han estrellado antes de llegar a su destino. La idea de volver a casa le angustiaba, la idea de volver a la tiranía de su padre. Pero eso se acabó.
Durante el abrupto descenso arañó los reposabrazos, intentando controlar las sacudidas de sus tripas. El instinto de supervivencia inundó su sistema nervioso, con un terror primario con el que se obligó a luchar para no ceder. Sin embargo, a pesar de las circunstancias, algo más poderoso que el miedo empezó a palpitar en su pecho: una desbordante alegría. El júbilo de los fuertes.
El choque lo sacude en su asiento. Con todo, no logra romper el cinturón de seguridad y puede salir de él con relativa facilidad una vez ha analizado la situación: no ha sufrido heridas y la única salida de ese armatoste es atravesándolo hacia el agujero donde antes estaba la cola y por el que se filtra una potente luz. Los gritos de la sargento Szepes llaman su atención que la observa en silencio hasta que la abundante pérdida de sangre la manda al Otro Lado. Se crece en su interior. Al final no era tan poderosa como les hacía entender en los duros entrenamientos. La Selección Natural ha elegido sabiamente a sus futuros hijos.
Ulrik abre el compartimento superior subido al asiento, saca su mochila, comprueba que está todo y mete algunos enseres del avión que le podrán servir más adelante. Cuando está listo, cruza el avión ignorando los cadáveres y a los heridos, a excepción de Leparq, al que recuerda con vagueza de ayer, y por estar dando escandalosos gritos. Le mira de arriba a abajo y lo habría dejado allí tirado sino fuera por un repentino ramalazo generoso. Piensa que tal vez no le vendría mal tener un servicial aliado. Antes de nada, mientras empuja el asiento para que salga, le gruñe que se calle y tira de él hasta que lo libera de su encierro. Su pierna está rota, por lo que se ve obligado a medio cargar con el canadiense hasta la salida. Deposita la mochila con la intención de recuperarla más tarde y arrastra al convaleciente hasta la orilla donde se lo confía al resto de compañeros.
Sin más dilación regresa al avión, coge su mochila y recorre el interior como un hurón en busca de apetitosa comida. Ulrik pasa por delante del cadáver de la sargento, recordando que siempre llevaba consigo una navaja que encuentra en el bolsillo de su cazadora. La sostiene, contento, y se la guarda en su propia chaqueta. Cargado, vuelve a la isla desértica y se separa de ellos para esconder la mochila en un lugar seguro.
Durante el abrupto descenso arañó los reposabrazos, intentando controlar las sacudidas de sus tripas. El instinto de supervivencia inundó su sistema nervioso, con un terror primario con el que se obligó a luchar para no ceder. Sin embargo, a pesar de las circunstancias, algo más poderoso que el miedo empezó a palpitar en su pecho: una desbordante alegría. El júbilo de los fuertes.
El choque lo sacude en su asiento. Con todo, no logra romper el cinturón de seguridad y puede salir de él con relativa facilidad una vez ha analizado la situación: no ha sufrido heridas y la única salida de ese armatoste es atravesándolo hacia el agujero donde antes estaba la cola y por el que se filtra una potente luz. Los gritos de la sargento Szepes llaman su atención que la observa en silencio hasta que la abundante pérdida de sangre la manda al Otro Lado. Se crece en su interior. Al final no era tan poderosa como les hacía entender en los duros entrenamientos. La Selección Natural ha elegido sabiamente a sus futuros hijos.
Ulrik abre el compartimento superior subido al asiento, saca su mochila, comprueba que está todo y mete algunos enseres del avión que le podrán servir más adelante. Cuando está listo, cruza el avión ignorando los cadáveres y a los heridos, a excepción de Leparq, al que recuerda con vagueza de ayer, y por estar dando escandalosos gritos. Le mira de arriba a abajo y lo habría dejado allí tirado sino fuera por un repentino ramalazo generoso. Piensa que tal vez no le vendría mal tener un servicial aliado. Antes de nada, mientras empuja el asiento para que salga, le gruñe que se calle y tira de él hasta que lo libera de su encierro. Su pierna está rota, por lo que se ve obligado a medio cargar con el canadiense hasta la salida. Deposita la mochila con la intención de recuperarla más tarde y arrastra al convaleciente hasta la orilla donde se lo confía al resto de compañeros.
Sin más dilación regresa al avión, coge su mochila y recorre el interior como un hurón en busca de apetitosa comida. Ulrik pasa por delante del cadáver de la sargento, recordando que siempre llevaba consigo una navaja que encuentra en el bolsillo de su cazadora. La sostiene, contento, y se la guarda en su propia chaqueta. Cargado, vuelve a la isla desértica y se separa de ellos para esconder la mochila en un lugar seguro.
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Ulrik Nordskov
Re: Capítulo 1. La isla.
Interacción con Balász Báthory, Ronnie Santorelli y Dorka Vorös.
→ Darwin Odell.
→ 11 años.
→ Habla inglés.
El chico le hablaba y Darwin sólo se limitaba a asentir como los perros de cabeza flotante que van en el auto. De alguna manera se sentía mil veces inferior a él, pues, no sabía su historia, ni de dónde venía, pero parecía ser alguien más interesante. Asintió nuevamente a su pregunta, sintiéndose un poco alagado porque recordaba su nombre. — ¿Y tú? — le preguntó. Posteriormente lo siguió hasta el avión. Mentiría si dijera que iba con la misma seguridad y valentía con que lo hacía su acompañante. Las piernas le temblaban un poco, y la idea de que la máquina explotara con ellos dentro le aterraba. Cada vez iba más lento y la vista se le nublaba, pero seguía, porque sabía que era lo correcto.
En cuanto entró, Dorka le llamó la atención. Se fijó en Balász, que le tomaba el pulso, y soltó un alivio en cuanto le avisó que estaba viva. Lo ayudó a sacarla del avión, arrastrándola un poco más hacia adentro luego de que el húngaro se fuera corriendo a pelear con otro niño. — ¿Qué demonios? — se preguntó a sí mismo y, luego de asegurarse de que Dorka estuviera a salvo, corrió en dirección a ambos. Llegó para escuchar el discurso de un niño con acento italiano, quien tenía la valentía de hablarle así a su acompañante. — Oye — se sorprendió al escucharse a sí mismo metiéndose en la pelea — ¿Te parece que es momento de pelear? — le preguntó al húngaro. — T-tú mismo lo dijiste, esa gente necesita ayuda — señaló al avión con cara de pocos amigos. De algún lugar dentro de su ser había nacido un poco de valentía y ganas de ayudar.
→ 11 años.
→ Habla inglés.
El chico le hablaba y Darwin sólo se limitaba a asentir como los perros de cabeza flotante que van en el auto. De alguna manera se sentía mil veces inferior a él, pues, no sabía su historia, ni de dónde venía, pero parecía ser alguien más interesante. Asintió nuevamente a su pregunta, sintiéndose un poco alagado porque recordaba su nombre. — ¿Y tú? — le preguntó. Posteriormente lo siguió hasta el avión. Mentiría si dijera que iba con la misma seguridad y valentía con que lo hacía su acompañante. Las piernas le temblaban un poco, y la idea de que la máquina explotara con ellos dentro le aterraba. Cada vez iba más lento y la vista se le nublaba, pero seguía, porque sabía que era lo correcto.
En cuanto entró, Dorka le llamó la atención. Se fijó en Balász, que le tomaba el pulso, y soltó un alivio en cuanto le avisó que estaba viva. Lo ayudó a sacarla del avión, arrastrándola un poco más hacia adentro luego de que el húngaro se fuera corriendo a pelear con otro niño. — ¿Qué demonios? — se preguntó a sí mismo y, luego de asegurarse de que Dorka estuviera a salvo, corrió en dirección a ambos. Llegó para escuchar el discurso de un niño con acento italiano, quien tenía la valentía de hablarle así a su acompañante. — Oye — se sorprendió al escucharse a sí mismo metiéndose en la pelea — ¿Te parece que es momento de pelear? — le preguntó al húngaro. — T-tú mismo lo dijiste, esa gente necesita ayuda — señaló al avión con cara de pocos amigos. De algún lugar dentro de su ser había nacido un poco de valentía y ganas de ayudar.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Para cuando Dorka abrió los ojos ya se encontraba fuera del avión, a salvo en caso de que ésta explotase de un momento a otro. No recordaba haberlo hecho por sí misma, ni intencionadamente ni haber salido disparada por los aires hacia el exterior, de modo que algún otro niño o adulto debía de haberle echado un cable.
Como si no hubiese transcurrido ni un solo segundo desde que quedase inconsciente, durante un lapso de tiempo creyó estar aún sentada en el interior del avión mientras éste descendía a toda velocidad, siendo arrastrada de nuevo a ese estado de terror absoluto, provocando que gritase a todo pulmón, ignorando la realidad.
Sus gritos silenciaron la pelea que estaba teniendo lugar a varios metros de ella y, con suerte, servirían para despertar a algún niño inconsciente que estuviese cerca suya. Solo cuando hubo exhalado todo el oxígeno contenido en sus pulmones fue cuando por fin quedó en silencio y en ese entonces comenzó a llorar. Aquella había sido una experiencia traumática para cualquiera de los niños, pero cuando no tienes ni idea de qué está ocurriendo tu imaginación se vuelve en tu contra, tu peor enemigo, y todo se multiplica por diez.
Quería regresar a su casa. Era la primera vez en su vida que echaba de menos su colegio y a sus compañeros que tanto se burlaban de ella a diario. Al menos allí podría esconderse en el cuarto de baño de las chicas donde se sentía segura.
Como si no hubiese transcurrido ni un solo segundo desde que quedase inconsciente, durante un lapso de tiempo creyó estar aún sentada en el interior del avión mientras éste descendía a toda velocidad, siendo arrastrada de nuevo a ese estado de terror absoluto, provocando que gritase a todo pulmón, ignorando la realidad.
Sus gritos silenciaron la pelea que estaba teniendo lugar a varios metros de ella y, con suerte, servirían para despertar a algún niño inconsciente que estuviese cerca suya. Solo cuando hubo exhalado todo el oxígeno contenido en sus pulmones fue cuando por fin quedó en silencio y en ese entonces comenzó a llorar. Aquella había sido una experiencia traumática para cualquiera de los niños, pero cuando no tienes ni idea de qué está ocurriendo tu imaginación se vuelve en tu contra, tu peor enemigo, y todo se multiplica por diez.
Quería regresar a su casa. Era la primera vez en su vida que echaba de menos su colegio y a sus compañeros que tanto se burlaban de ella a diario. Al menos allí podría esconderse en el cuarto de baño de las chicas donde se sentía segura.
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Dorka Vörös
Re: Capítulo 1. La isla.
Interaccion con : Irén
Dolor, eso fue lo que sentí cuando desperté, aquel grito me hizo reaccionar casi instantáneamente, me levanté ya que todavía estaba en el avión y miré a mi alrededor... Todo estaba... Destruido, en un momento se me pusieron los ojos llorosos nos habíamos estrellado y no habíamos visto a nadie más, sin embargo ahí estaba Irén inconsciente al igual que yo hace escasos minutos atrás.
Sin esperar mucho me le acerqué y la toquetee esperando que se despertara, después fui hacia la parte rota del avión y vi una isla y a varios niños, — ¡Sigueme! — lee grité a Irén del avión y me dirigí hacia la isla.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Flor en el Culo
Katherina prosiguió llorando unos segundos hasta que vio que así no avanzaba nada, lo más mínimo de hecho. Tanta muerte a su alrededor no le hacía más que venir arcadas, y entre cada arcada alguna que otra lágrima se escapaba de sus ojos.
¡Bāngzhù! ¡Bāngzhù! - Dijo en su idioma natal varias veces, gritando aún estando intacta - ¡Bāngzhù! ¡Ayuda! ¡Bāngzhù! - Siguió repitiendo a al espera de que alguien acudiera, no era una adulta, no se valía por si misma ni de blas.
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Re: Capítulo 1. La isla.
Irén Csontváry, Interacción con Derek y Katherina. Mención a Dorka.
Oyó gritos y lamentos, además de sentir un calor que comenzaba a ahogarla. Pensó que era un sueño, ¿no estaba recién soñando con un extraño recreo en la escuela, y por eso los gritos? Pero su rodillas le ardieron, y sintió bajo ellas y bajo sus manos una superficie áspera y dura que cada vez se calentaba más. Entonces abrió los ojos con dificultad, luchando contra unos párpados que parecían de plomo, y usando todas sus fuerzas se incorporó a medias cuando oyó una voz que se le hizo familiar. Entonces vio a Derek avanzar hacia un punto brillante frente a ellos. El avión estaba destruido, y solo quedaba de él una parte con un boquete enorme. Ignoraba dónde estaban, y su cabeza comenzó a dolerle tanto que pensó que explotaría de un momento a otro.
A lo lejos oyó un llanto que le llamó la atención... ¿Dorka? Quiso levantarse, pero sus rodillas apenas le respondían. Soltó un quejido de dolor cuando por fin pudo ponerse a gatas; pensaba que le sería imposible ponerse de pie. Y entonces oyó a alguien más cercano que pedía ayuda. Miró en dirección a la voz y vio a una niña que no reconoció, ya que veía algo borroso aún. - Derek... - musitó intentando ponerse de pie y señalando a la niña (Katherina). - Derek... ella... - se puso de pie con dificultad para ir hacia la niña, no importándole el hecho de que apenas podía ella caminar, mucho menos tal vez podría ayudar a alguien más. - ¿Estás herida? - le preguntó a la chica en húngaro, intentando mantenerse en pie.
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Irén Csontváry
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Vie Dic 22, 2017 9:09 am por Seoirse "Joe" Fannon
» American Gangster [Normal]
Lun Nov 27, 2017 1:44 pm por Invitado
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Vie Nov 10, 2017 5:57 am por Invitado
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Jue Oct 26, 2017 5:14 am por Invitado
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Dom Oct 22, 2017 6:20 pm por Invitado
» Son tiempos duros [2/4]
Lun Sep 25, 2017 5:37 am por Frigyes Polgár
» ¡¡VOTA!! ELIPSIS TEMPORAL
Miér Sep 20, 2017 1:16 pm por Dangerous
» Limpieza general (afiliados y usuarios)
Miér Sep 20, 2017 12:51 pm por Dangerous
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Dom Sep 17, 2017 12:56 pm por Invitado
» Saintsbury [Afiliación Normal]
Mar Sep 12, 2017 12:40 pm por Invitado